Esta Guía escrita por el Etólogo David Peiró, Director de Fogaus, le servirá para poder manejar a su perro como lo que es, como perro, respetando así su conducta natural a través del conocimiento de sus necesidades tanto físicas como psicológicas. Una guía completa que estamos seguros, les ayudará mucho para darle lo mejor a su mascota y lograr una sana convivencia.
La decisión de tener un perro en casa
Tener un perro en casa es una de las cosas más maravillosas, gratificantes y enriquecedoras que nos pueden suceder. Los perros pueden brindarnos innumerables beneficios a nuestra vida y la de nuestra familia, pero también muchas complicaciones.
El adquirir un perro significa cuidarlo” responsablemente” por lo que debemos ser prudentes, no tomar una decisión impulsiva y caprichosa y analizar fría y racionalmente junto con todos los miembros de la familia los problemas que puede conllevar tener una mascota en casa.
Hemos de pensar que tener un perro implica una responsabilidad legal basada en darle una buena calidad de vida, y ello supondrá un cambio en nuestra vida cotidiana en muchos sentidos. No debemos dejarnos llevar por la emoción inicial de tener un perro ya que, sin conocer todos los problemas a los que nos podemos enfrentar, repercutirá en el bienestar de la mascota y en la buena o mala convivencia con la familia.
En numerosas ocasiones, por desconocer antes los problemas que implica tener un perro muchas veces se acaba recurriendo a regalar al perro porque no se porta bien, porque no tenemos el tiempo necesario para él o el dinero para mantenerlo etc., y, en el peor de los casos, incluso se puede llegar al maltrato o abandono.
Por eso, es importante que seamos conscientes de estos problemas pero también conocer los grandes beneficios que tendremos teniendo una mascota en casa.
Tener un perro es tener un ser vivo que siente emociones como nosotros, alegría, tristeza, ansiedad, etc. y que necesita la presencia de la “manada- familia”. Por tanto, son animales que demandan mucha atención lo que va a suponer una atadura en la vida del propietario. Ellos necesitan de cuidados constantes y de unas condiciones adecuadas para mantenerlo como espacio suficiente, un lugar cómodo y seguro donde vivir, etc. Saber también si podemos invertir el tiempo y dinero necesarios en una educación adecuada nos evitará futuros problemas de conducta.
Supone también un costo económico. Este factor debemos tenerlo muy presente y analizar si tenemos la solvencia económica suficiente para atender las necesidades del perro como comida, gastos médicos (a veces elevados si el perro padece alguna enfermedad importante) las modificaciones en la casa para tener al perro, etc.
Una vez conocidos y asumidos los problemas de tener un perro, y tener la capacidad de enfrentarlos, son muchos los beneficios que nos traerá a casa el nuevo miembro de la familia.
El perro nos dará mucha compañía, complicidad, alegría, buen humor, afecto y cariño. Aumentará la autoestima de los dueños por el estrecho vínculo que tendremos con la mascota. Muchos estudios científicos demuestran que el tener un perro disminuye el estrés y la tensión arterial y estimula el ejercicio físico por los paseos y los juegos con ellos. También favorece la recuperación de personas enfermas.
Para los niños también suponen un gran beneficio ya que les hace ser responsables. Aprenden muchos valores positivos como amor, amistad y respeto, aparte de contribuir a hacer sentir al niño la sensación de ser querido y aceptado.
Si después de valorar los beneficios y problemas que supone una mascota en casa, hemos decidido tenerla, es el momento de invertir nuestro tiempo en educarnos para poder educar al perro, y siempre bajo el lema “respeto por el animal”.
Educarnos significa conocer cómo piensa el perro, cuál es su psicología y necesidades básicas para poder modelar su conducta y poder educarlo correctamente sin humanizarlo, pues recordemos que al educarlo como a una persona no haremos más que confundirlo puesto que son perros. Por eso, a lo largo de los siguientes programas de “Tenencia Responsable de Mascotas Caninas” usted aprenderá cómo hacerlo.
Debemos pensar cuidadosamente qué perro vamos a tener en nuestra casa antes de elegirlo y también qué expectativas tenemos de él. Son muchas las razas que podemos elegir, pero no tenemos que dejarnos llevar por la belleza física del perro, por las modas o por lo que nos han contado, sino por el conocimiento del comportamiento de las razas, las condiciones que tenemos para poder tenerlo en casa, los requerimientos y cuidados que habremos de proporcionarles y el gasto económico que el perro nos supondrá. Es sumamente conveniente que consulte al veterinario previamente el cual le podrá ayudar a elegir el perro que más le convenga según sus necesidades.
No olvidemos que el comportamiento de los perros viene determinado en un 20% por factores genéticos y el 80% por la educación que les demos y el ambiente en el que viva, por lo que tanto la elección de la raza correcta como la educación que le demos decidirá el que tengamos a un amigo en casa o a un problema.
Los perros pequeños son aptos para espacios reducidos como departamentos o casas con pequeños patios o jardines, pero como todos los perros, requieren de hacer ejercicio y paseos diarios aunque menos que los de mayor tamaño. Su mantenimiento es notablemente más barato que los perros más grandes. Estos perros suelen tener una temperamento nervioso y fuerte aunque son más delicados que los grandes y envejecen más tarde que estos, alrededor de los 13 o 15 años. Son recomendables en familias donde haya ancianos o niños para prevenir posibles accidentes. Algunos de ellos pueden ser : Poodle, Schnauzer, Fox Terrier, Beagle, o los más pequeños como el Chihuahua, Pekinés, Maltés, Yorkshire Terrier, etc.
Los perros medianos requieren de mayor espacio y más frecuencia de ejercicio que los pequeños. Son más tranquilos y toleran mejor las travesuras infantiles. Son un poco más caros de mantener y requieren más cuidados. Estos perros suelen envejecer a los 9 o 10 años. Algunos de ellos son: Dálmata, Chow Chow, Pit Bull, Golden Retriever, Labrador, Cocker Spaniel, Bulldog, etc.
En cuanto a los perros de tamaño grande, hay que disponer del espacio suficiente para que puedan ejercitarse. Son menos nerviosos y buenos guardianes. Hay que disponer de suficientes recursos económicos para su mantenimiento y darles muy buena alimentación ya que su crecimiento es muy rápido y pueden padecer de problemas de articulaciones y huesos durante éste. Dentro de esta clasificación se encuentran razas como: San Bernardo, Pastor Alemán, Pastor Collie, Gran Danés, Rottweiller, Doberman, Boxer, Setter, etc.
Por último, es importante señalar no hay “razas peligrosas” sino educación incorrecta. Algunas razas como Bull Terrier, Rottweyller, American Standford, etc. no son peligrosas en sí mismas, sino que son “fácilmente activables” para la agresividad, por lo que se recomienda encarecidamente que se le dé una educación correcta y firme desde el principio, y que no se juegue con las manos violentamente con ellos de cachorros, ni a juegos de competición ya que por esos factores es como se les despierta su instinto agresivo.
Y no olvidemos también que un perro sin raza puede darnos iguales o mejores resultados que uno de raza. Por eso desde aquí le animamos a adoptar un perro.
La responsabilidad de adquirir un perro inicia mucho antes de que lo elijamos y lo llevemos a casa. Un perro se puede adquirir en muy diferentes lugares, pero lo responsable y recomendable es adquirirlo en un lugar legal y que mantenga a los animales en buenas condiciones ya que ello es fundamental para tener en casa un perro sano, alegre y equilibrado en el futuro. No debemos contribuir comprando cachorros a vendedores ambulantes ya que no sabemos su origen ni cómo han sido tratados, además de ser una práctica ilegal. Debe asegurarse que el establecimiento donde compre al perro tenga el permiso de funcionamiento llamado Certificado Veterinario de Operación (CVO) el cual emite el Servicio Nacional de Salud Animal (SENASA
Hay varios aspectos que hay que tener presentes para comprar un buen perro a un criador responsable, aunque también es importante plantearse la adopción de un perro necesitado como una buena opción. Los perros abandonados pueden proporcionarle las mismas alegrías que un perro de raza. Desde Fogaus siempre defenderemos la adopción como la mejor opción. Si desea adoptar un perro, en Fogaus tenemos muchos que están esperando un hogar.
Los aspectos que tenemos que tener en cuenta si al final deciden comprar un perro en vez de adoptar son:
– Debemos asegurarnos que el criador sea reconocido y que produzca cachorros saludables y bien socializados. Tal vez obteniendo un perro en un criadero no capacitado el precio del perro sea menor, pero a la larga nos saldrá mucho más caro en cuanto a gastos veterinarios y costos emocionales. Si es un criador responsable se preocupará por las condiciones en las que tendrás al perro por lo que te hará muchas preguntas y sabrá responder por el perro más allá de la venta ofreciéndote una garantía de salud de mínimo 1 mes, una factura timbrada e instrucciones escritas de cómo cuidar al perro responsablemente
– Debes ver que el lugar donde ha sido criado el cachorro sea higiénico, espacioso y rico en estímulos, porque un perro que se desarrolla en una jaula o en un espacio sin estímulos desarrollará seguros problemas de conducta en su futuro que te serán difíciles de corregir. Es bueno que usted pueda visitar el criadero antes de que le den el cachorro, y cerciorarse que su nuevo cachorro ha estado en un medio rodeado de seres humanos y otros perros y animales, ruidos, espacio (lugar para comer, dormir, esparcirse, realizar sus necesidades lejos de donde duerme, etc. Si es así, el cachorro que se lleve a casa ya conocerá todos los nuevos estímulos de su nuevo hogar y actuará con alegría y sin miedos, además de ser muy probablemente un perro que no tendrá problemas de conducta como consecuencia del mal manejo durante sus dos primeros meses de vida que son los que marcan la futura conducta en edad adulta, al igual que ocurre con las personas
– Pregunta al criador sobre la alimentación que se le ha dado al perro, sobre su comportamiento y sobre la relación con sus hermanos. De ahí podrás obtener una información muy útil para decidirte o no a comprar el cachorro.
– También es muy importante que se cerciore de que el cachorro ha estado con su madre y hermanos más allá del destete natural, hasta los dos meses. Esto es de vital importancia ya que la mejor escuela de educación canina que existe es la madre y los hermanos, por lo que es necesario que los cachorros hayan estado con su madre hasta ese tiempo ya que ella les va a enseñar numerosas reglas de conducta canina sin las cuales no será un perro equilibrado en el futuro cuando conviva con nosotros y con otros perros, tales como lenguaje corporal, comportamiento social, jerarquías, o a morder suave cuando juegan, etc. La edad recomendable para llevarse el cachorro a casa es a los dos meses de edad. Por tanto, asegúrese que el destete de los cachorros no ha sido forzado sino natural
– Así mismo, si compramos el perro en una tienda de mascotas, debemos preguntar al responsable las mismas preguntas que al criador, y si éste no sabe nos puede brindar el teléfono del criador para obtener más información
Y no olvidemos que nada más comprar el cachorro hay que llevarlo al veterinario para que lo revise y comience con el programa de vacunaciones y desparasitaciones correspondiente
La llegada del perro a casa supone que va a pasar por una fase de adaptación al nuevo hogar así como de nosotros hacia ella. Habrá de darle más atención y cuidados al principio y hablarle constantemente de forma suave mientras lo acaricia para que se adapte bien al hogar, ya que es un nuevo lugar para él y se puede mostrar muy asustado. Si tiene niños, enséñeles a tratarlo con suavidad y respeto desde el principio y no les dejen que lo usen como un “juguete” porque es un ser vivo.
La llegada del cachorro debe ser entre los dos y dos meses y medio de edad del perro, edad idónea para que empiece a acostumbrarse y a socializar con nosotros y su entorno. Hay que ponerle un nombre que sea fácil, corto y con vocales para que lo entienda bien cuando nos referimos a él. Si tiene más perros en la casa, antes de introducir a su nuevo perro saque a los otros fuera de su territorio a un lugar neutral, paséelos y una vez ya se conozcan podremos meter al nuevo perro con los demás para evitar que ocurran peleas entre ellos por causa territorial.
Una vez en casa debemos tomar las precauciones necesarias para que no pueda alcanzar objetos que se puedan tragar o alimento o plantas tóxicas. Es conveniente acostumbrarle a dormir en un trasportín. Los perros como los lobos de donde proceden son animales que les gusta dormir en cuevas, por lo que cuando se acostumbre a dormir allí lo tomará como su refugio con la ventaja de que podremos transportar al perro donde queramos dentro del trasportín y él estará tranquilo ya que está en su territorio. Eso sí cuando queramos que conozca el trasportín y que no tenga miedo de entrar le echaremos premios dentro para que entre y lo asocie con un lugar maravilloso. Tampoco deberíamos nunca regañarle cuando esté en él. Nuestro perro tiene que sentir que ese es un refugio seguro. Si no el perro buscará otro lugar para dormir.
Si no dispone de trasportín, puede ponerle una cama especial para perros o una sencilla manta en una caja, en un lugar tranquilo y sin corrientes de aire. También puede ponerle una bolsa o botella con agua caliente pero no quemando para que se sienta acompañado. Si llora, seamos pacientes y no le regañemos. Eso le asustaría y lloraría más. Aunque llore, no debemos dejar que el perro duerma con nosotros o cerca de nuestra cama. Hay que enseñarle cuál es su espacio vital desde el principio. Si duerme con nosotros el perro acabará teniendo mucha dependencia de nuestra y además le estarían maleducando para el futuro.
Antes de su llegada, compre un collar adecuado. Éste puede ser de nailon y cuando se lo pongan tiene que caber dos dedos entre el collar y el cuello. Debe poder graduarse según vaya creciendo el cachorro. Es muy conveniente también que le pongan una chapa de identificación por si se pierde el perro. Cuando el perro está en casa, es bueno quitarle el collar para evitar que se quede enganchado en algún sitio y así evitar accidentes de asfixia.
A la hora de la comida, y después de haberse informado sobre el alimento más adecuado para su nueva mascota así como de la frecuencia, hay que ponerle el alimento mejor en un recipiente de aluminio de fácil limpieza, y siempre en el mismo sitio intentando darle siempre sus raciones a la misma hora. La comida se les pone 20 minutos, y si a los 20 minutos no ha comido hay que retirarla hasta la próxima toma. Así su perro sabrá la próxima vez que tiene ese tiempo y comerá como lo deben hacer los perros, con muchas ganas. Esto contribuirá a tener un perro con un comportamiento más natural. También es muy importante que el perro tenga agua fresca y disponible constantemente.
Los juguetes son muy útiles para su aprendizaje y hará que su perro juegue con ellos y no con su mobiliario y objetos personales. Además de que sus dientes están en crecimiento les duelen, el perro querrá investigar todo con lo único que puede usar para ello: su boca. Es muy saludable mantener ocupado con sus juguetes lo que evitará que se aburra. Pero tenga cuidado de que no sean juguetes que pueda llegar a tragar. Los mejores: objetos de hule duro, huesos grandes de res, y tiras de cuero. También es conveniente tener las herramientas de higiene y limpieza como un cepillo adecuado para su tipo de pelo.
Y no olvidemos que el proceso de educación debe darse desde el principio, y debe basarse en la paciencia y el amor, nunca en el castigo o los maltratos. Si va a tener un perro amarrado permanentemente, no lo adquiera. Y si lo hace de todas formas, hay que amarrarlo a un cable como mínimo 4 veces el largo del perro para que tenga al menos un poco de movilidad.
Adoptar a un perro abandonado es una causa noble que engrandece a las personas. Desgraciadamente hay demasiados perro abandonados, desnutridos, enfermos o heridos que necesitan de nuestra ayuda, y si hemos decidido tener un perro debemos plantearnos si no sería mejor ayudar a uno que lo necesite más que a comprar uno que no lo necesita.
Un perro sin raza definida nos puede dar las mismas alegrías que tener un o de raza. La relación que podemos tener con un perro sin raza es iguales o incluso mejores dado que los perros abandonados aprecian más a su nueva manada que tal vez un día perdieron
Existen numerosas organizaciones dedicadas a la adopción de mascotas. Todas ellas deberían hacerle rellenar un formulario para poder dar seguimiento al perro y entregárselo castrado ya y con las vacunaciones al día. El único dinero que deberíamos pagar al adoptar a un perro en un refugio son los costos de vacunación, desparasitación y, en algunos casos la castración.
Debemos pensar qué tipo de perro vamos a adoptar en función de las condiciones que le podamos ofrecer para poder darle la mayor calidad de vida posible,. Sea como sea, el perro requerirá de nuestra paciencia y dedicación en su educación, y tal vez nos cueste un poco más enseñar al perro las nuevas normas, y debemos ser comprensivos porque probablemente el perro ha pasado por situaciones donde ha sufrido mucho.
Si queremos adoptar un perro de tamaño pequeño nos ofrecen un cachorro, al no conocer cómo son sus padres no sabremos su tamaño de adulto. Es una opción que veamos el grosor de las patas. Si las patas son gruesas con respecto al cuerpo, probablemente el perro será de tamaño medio o grande. Si no es así esto indicará que cuando crezca tendrá un tamaño pequeño.
Las condiciones que debemos proporcionarle en casa son las mismas que para cualquier otro perro. Primero debemos llevarlo a un veterinario para que lo vacune y le haga las pruebas necesarias antes de llevarlo a casa,
En casa hay que tener preparado el lugar donde va a vivir, un espacio donde él pueda ejercitarse si lo tuviéramos, y si no sacarlo de paseo frecuentemente. Una cama confortable, comida y agua disponibles, y sobre todo mucha atención y cariño. Si muestra problemas de conducta, es mejor que se informe de qué se puede hacer o que acuda a un especialista, ya que si devuelve al perro sería darle otra vez sufrmiento y darle el problema a otra persona.
El perro puede mostrarse al principio asustado en el nuevo ambiente. Hay que prestarle mucho cariño y atención. Los primeros días es posible que el perro quiera escaparse pues no conoce su nuevo hogar. Ya verán como después de tres o cuatro días, si se han seguido estas recomendaciones, el perro identificará a la familia como su manada y al hogar como su territorio y ya no tendrá necesidad de escaparse.
Si es un perro que ha adoptado de la calle directamente, podría cambiarle la dieta a concentrado pero de forma gradual, dándole al principio comida casera e ir introduciendo gradualmente junto con esa comida el concentrado.
Y es muy importante que castremos al perro adoptado. Una perra abandonada puede generar 60.000 perros nuevos en 1 año. Si queremos parar la reproducción incontrolada hay que empezar por castrar a nuestro nuevo perro. Seguro que si luchamos entre todos podremos conseguirlo.
Lo mejor es bañar al perro desde cachorro, siempre que ya tenga todas sus vacunas al día. Normalmente al principio se asustarán y no se dejarán. Por ello hay que armarse de paciencia y hacerlo poco a poco, con voz muy suave y acariciándolo o dándole algún premio mientras los bañamos y mientras lo secamos con una toalla o un secador procurando no quemarle. Con esta técnica el perro asociará el baño con algo muy positivo y estará siempre encantado de que le bañemos. Hay que usar agua tibia, un jabón adecuado para perros con pH neutro, comenzar por el lomo, las patas, y dejar la cabeza para lo último evitando que le entre agua en los oídos. También es muy recomendable usar una toalla o alfombra de hule para apoyar al perro y que se sienta seguro para no resbalar.
Hay recordar que a los perros les gusta mucho retozar en la tierra o en la hierba, con lo que es normal en ellos que anden un poco sucios. No debe preocuparse por ello y permitirles que jueguen aunque se ensucien. Bañarlo con mucha frecuencia o perfumarlo a veces no es conveniente dado que los perros usan su propio olor como medio de identidad y de comunicación. La frecuencia correcta de bañado puede ser cada dos semanas.
Con el cepillado diario conseguiremos tener un perro con el pelaje limpio y brillante, revisarle si tiene pulgas o garrapatas y quitar los nudos que se puedan hacer y el pelo muerto, consiguiendo también eliminar muchos malos olores. Al igual que con el baño, el cepillado, tan necesario en todos los perros, especialmente en aquellos de pelo largo, hay que hacerlo gradualmente. Escogeremos un cepillo adecuado para el tipo de pelo que tenga y empezaremos enseñándole el cepillo y dándole un premio. Después comenzaremos a pasárselo suavemente mientras le premiamos en las zonas donde no le moleste, hablándole en tono amigable, y después, siempre poco a poco, iremos cepillando lugares más molestos para él. Ya verá como en poco tiempo el perro irá aceptando el cepillo y le encantará ya que cada vez que lo cepillan le llueve el amor y los premios, además de acostumbrar de esa forma al perro que sea tocado y manipulado por las personas.
Antes y después de bañarlo debemos cepillarlo bien y quitar los nudos con mucho cuidado. Si el perro tiene muchos se puede usar una crema acondicionadora que suavizará el pelo y será más fácil desenredarlo, y si es demasiado complicado es mejor acudir a un profesional para que lo corte.
Con el corte de uñas ocurre lo mismo. Normalmente los perros que viven en el exterior y que hacen ejercicio habitualmente ellos mismos desgastan su uñas con la superficie del suelo. Pero aquellos que viven dentro de la casa y tienen poco acceso al exterior requieren de un corte de uñas con frecuencia. Esta práctica es más conveniente que la realice un veterinario, aunque la forma de hacerlo es igual que con el baño y cepillado: poco a poco y asociando el corta uñas con algo bueno para el perro. Hay que tener especial cuidado en no cortar mucho las uñas para no cortar el nervio que tiene cada una en su interior, lo que podría producirle gran dolor y negarse a que se las corten nuevamente.
En cuanto a la prevención de pulgas y garrapatas, existen en la actualidad numerosos productos para luchar contra ellas. Son de fácil aplicación y es recomendable usarlas una vez al mes.
Y no olvidemos que un perro en una casa o recintos limpios estará limpio y libre de parásitos. La desinfección del área de vida del animal así como el comedero y bebedero deben ser objeto de desinfecciones frecuentes.
La salud de su mascota es lo más importante, y por ello debemos estar siempre atentos a cualquier cambio físico o psicológico que manifieste. Los perros poco atendidos o que pasan mucho tiempo solos sin un dueño observador pueden padecer alguna enfermedad sin que el propietario se dé cuenta. Por ello, es importante revisar siempre a nuestra mascota detenidamente ya que ella no nos dirá qué le duele. Si observa que su pero no actúa de igual manera a lo habitual, duerme , come o bebe más o menos de lo normal, no se mueve como antes, sus posturas cambian, o escucha que respira mal, tiene diarrea o llora es hora de visitar al médico veterinario habitual.
Por ello, es mejor prevenir que curar. La medicina preventiva representa la mejor opción en la salud de su mascota y se centra en 6 principios básicos con los que evitaremos muchos sufrimientos del perro y nuestros.
El primero es respetar el programa de vacunación. Esto protegerá a nuestro querida mascota de muchas potenciales enfermedades que se dan a menudo en los perros. Debe consultar a su veterinario, pero le recordamos, de manera general, el programa de vacunas y desparasitaciones: las vacunas se inician a las 6 semanas de vida. Después de esta primera vacunación, se le aplicará un refuerzo entre los siguientes 15 y 21 días, y el veterinario le recomendará los siguientes refuerzos. Posteriormente los perros deben ser vacunados una vez al año.
El segundo es el plan de desparasitación que le indicará su veterinario. La desparasitación puede ser interna la cual se inicia a los 10- 15 días de edad del cachorro y debe repetirse cada 15 días hasta los 3 meses de edad. Luego una vez al mes hasta los 6 meses de edad y después cada 3 meses para el resto de su vida. La desparasitación externa puede iniciarse a los 2 meses de edad y sólo se realizará si el animal tiene pulgas, piojos o garrapatas.
En el caso de que adopte un perro adulto, se le debe aplicar el mismo plan de vacunaciones y desparasitaciones que a un cachorro.
El tercero es sobre la higiene buco- dental. Cuando observemos un cambio de color de los dientes, mal aliento, dificultad para masticar o sangrado en las encías esto puede ser señal de que algo malo está ocurriendo, y debemos acudir al veterinario. La correcta alimentación juega un papel fundamental en la salud bucal de su mascota. Debemos cepillar habitualmente los dientes del perro con pasta especial para perros, nunca usemos la de humanos, o proporcionarles juguetes con cartílago para que al morderlos estos mismos limpien sus dientes de restos de comida.
El cuarto, la nutrición, es otro de los programas de medicina preventiva más importantes. Un alimento balanceado adecuado a la edad del perro y a su tamaño, adecuar la dieta de acuerdo a los requerimientos del animal, escoger un alimento que le guste al perro y que sea rico en proteínas, aminoácidos, ácidos grasos Esenciales, Omega 3 y Omega 6, prevendrá numerosos problemas de salud en nuestra mascota.
El quinto principio de medicina preventiva es el comportamiento del perro ha de ser también un área que debemos atender con sumo cuidado. Una correcta educación de nuestra mascota se traducirá en una sana convivencia con ella y en la prevención de muchos problemas que pueden derivar en enfermedades orgánicas. Debemos educarnos en cuanto a psicología canina básica para entender a nuestro perro, poder educarlo y disfrutar de un fuerte y sano vínculo con él.
Y por último, no hay mejor medicina preventiva que prevenir todos los tipos de accidentes en el hogar.
La correcta nutrición es uno de los factores más importantes en la salud y en la prevención de enfermedades de nuestra mascota ya que un animal sano mantiene su sistema inmunológico más fuerte y equilibrado. Por ello, es de suma importancia que usted conozca qué tipo de alimentación requiere su perro que varía según la raza, el tamaño, la edad, la cantidad de ejercicio que hace el perro al día, etc. Pero también la frecuencia y forma de dar el alimento es decisivo en la prevención de muchos problemas de conducta. No olvidemos que desde cachorros hasta los 12 o 24 meses según la raza necesitan mayor aporte de nutrientes por el proceso de crecimiento.
Hay básicamente tres tipos de alimento: el alimento seco (concentrado), la semi-húmeda y la enlatada. La dieta seca a base de concentrado es más recomendable que la casera ya que aquella, con una composición más equilibrada, contiene todos los elementos que el animal necesita como proteínas, grasas, minerales, fibras y vitaminas, es más cómoda y ayuda a mantener una dentadura sana y libre de sarro. La comida enlatada puede servirnos para completar la seca ya que le da más sabor a la comida.
Existen en el mercado numerosos tipos de alimentos según la raza, el tamaño y los requerimientos de ejercicio de cada perro, y cada alimento especifica la cantidad que hay que dar. Es siempre recomendable consultar antes a su veterinario habitual.
Después de que el cachorro se desteta de la leche materna entre el mes y mes y medio de edad, es conveniente introducir gradualmente un alimento sólido balanceado para destete y dividirlo en 4 raciones diarias. A partir del tercer mes, hay que comenzar a acostumbrar al cachorro a un alimento seco balanceado para cachorros, y la ración diaria se repartirá en tres comidas. A partir del sexto mes le daremos dos comidas al día y después del año de edad le pasaremos a una comida.
Es importante que después de darle de comer el perro descanse durante una hora y media para realizar el proceso de digestión y evitar así una posible torsión de estómago. Por ello, lo recomendable es darle las raciones en los momentos que el perro suela tener baja actividad. Si su perro es muy activo por el día es mejor darle al atardecer, y al contrario, si es más activo por la noche es recomendable darle su ración en la mañana.
Los perros son animales que les gusta mucho la rutina. Darles sus raciones diarias a la misma hora y en el mismo lugar es lo más conveniente. La comida se le pondrá durante 20 minutos, tiempo en el cual si no ha comido se le retirará hasta la próxima ración. Ellos deben comer con voracidad y no es natural que un perro viva como en un “hotel” con la comida siempre disponible. Muy al contrario, si su perro tiene algún tipo de adiestramiento, debe “ganarse” la comida ejecutando alguna orden antes de darle permiso para comer. Esto servirá para que el perro se comporte de forma más natural luchando por conseguir su comida, reforzará el adiestramiento y afianzará más el papel de líder del dueño.
Es conveniente que todos los miembros de la familia den de comer al perro para remarcar su superioridad al manejar todos los recursos alimenticios. Esto se verá apoyado por los turnos de comida, donde la familia debe comer antes que el perro ya que los “jefes” siempre comen antes. Tampoco le dé comida de la mesa. ¿Cuándo se ha visto que el jefe lobo de la manada les de comida de la suya a los demás que están por debajo de él? Esto no haría más que hacer que perdamos autoridad sobre el perro y además le tendremos todos los días pidiéndonos que le demos comida de la mesa.
No olvide tampoco que el perro siempre tiene que tener disponible agua fresca y limpia todo el día.
Por último, debemos señalar que hay alimentos tóxicos para los perros y que nunca debemos darles como chocolate, cebolla, chile.
Los perros son animales eminentemente exploradores. En la naturaleza, forman grupos y van de exploración muchos kilómetros. Al tenerlos en un jardín o en una casa, hay que satisfacer esa necesidad de explorar y de descubrir nuevos territorios. Además, los perros son animales muy activos que necesitan de frecuente ejercicio diario y actividad exploratoria, y mantener en forma a nuestra mascota es muy importante para su salud física y mental. Al cubrir esas necesidades estaremos contribuyendo a tener un animal sano y equilibrado.
Por ello, es importante sacar a pasear al perro dos veces como mínimo y tratar de ir por diferentes rutas. EL objetivo es que el perro socialice con el entorno y encuentre novedades en cada paseo además de ejercitarse. El perro necesita por lo menos de 40 a 50 minutos diarios de ejercicios. Es recomendable que siempre lleves agua durante los paseos y ejercicios.
Un amplio terreno o jardín no es suficiente para nuestro perro, porque más que un espacio grande lo que necesitan es estimulación sensorial como nuevos olores, conocer otros perros, situaciones nuevas, marcar territorio, etc. Un amplio terreno lo investigará en dos días y después éste ya no le ofrecerá ningún nuevo estímulo, por lo que acabará aburriéndose y por tanto sufrirá un desequilibrio psicológico.
El problema viene al sacar al perro a pasear ya que suelen tirar mucho de la correa, y al final el dueño desiste y no lo saca de paseo. Pero este problema tiene solución. Cuando saquemos a pasear al perro, nunca debemos luchar contra él cuando tira de la correa ya que a ellos no les importa ir ahogándose por tirar. La forma de manejarlo es mediante tironcitos secos cuando el perro se aleja de nuestra pierna izquierda (en el programa se enseñará de forma práctica cómo hacerlo) de la que se le debe a acostumbrar en los paseos. El paseo controlado debe suponer un 20 % del tiempo de paseo. El resto hay que seguir al perro sin que tire de la correa hacia donde él desee ya que es su paseo y no el nuestro!
Es necesario señalar que aunque un perro esté muy bien adiestrado, durante el paseo pueden presentarse situaciones que hagan que el perro salga espantado o se escape como que de pronto exploten unas bombetas, que pase una hembra en celo, etc.. Por ello, siempre que haya algún peligro de atropello con carros cerca, el perro debe ir con correa.
El juego es también muy importante y necesario con nuestra mascota ya que forma parte de su desarrollo psicofísico. Los canes aprenden desde la infancia muchos comportamientos para su futuro jugando. La forma de jugar con ellos no debe ser muy brusca y no debemos jugar con violencia con las manos ya que si no se acostumbraría a morderlas, pudiéndose volver a veces un tanto agresivos.
Los perros que han sido separados tempranamente de la madre no han aprendido a inhibir la mordida cuando juegan porque no ha dado tiempo a que la madre les enseñe a jugar sin morder fuerte a sus hermanos, por lo que al jugar con nosotros no saben medir la fuerza de las mordidas. En el caso de que usted tenga ese problema con su mascota, la forma de enseñarle es la siguiente (se mostrará con ejemplo práctico en el programa): cuando el perro muerda, se da un grito como de dolor y automáticamente se termina el juego, Tras sucesivas veces que haga esto, el perro aprenderá a morder suavemente durante el juego.
Uno de los aspectos que más caracteriza a la especie canina es que son animales muy sociales, esto es, necesitan de otros para poder vivir equilibradamente. Esto se debe a que provienen del lobo y estos en la naturaleza se necesitan unos a otros para poder cazar las presas de gran tamaño. Esto hace que se tengan que organizar para que haya un orden al vivir en grupo. En esta organización siempre habrá un líder al que todos respetarán y querrán estar con él.
En el caso de los perros que conviven con sus propietarios, estos jefes van a ser los mismos dueños. Ellos son los que le van a dar protección, los que les van a dar los recursos necesarios para su supervivencia como alimento, refugio etc. De ahí que necesitan estar con ellos, tener su atención y complacerles.
Un perro que pasa solo mucho tiempo será un perro triste y aburrido. Es como si a nosotros nos dejaran solos largas temporadas sin ver a nadie. Por ello, es importante que recuerde que tener un perro significa poder darle mucha atención y dedicación. Si cree que no puede brindarle ese tiempo, es mejor que no adquiera un perro pues no será un animal feliz. En definitiva, podemos afirmar que lo que más importancia tiene en la vida del perro es estar cerca de sus jefes o dueños. Si tiene un perro, por favor, dele su compañía, dele todo su cariño. Le hará el animal más feliz del mundo. Y él lo merece. Solo quiere estar junto a usted.
La fortaleza del vínculo entre el perro y la familia y por tanto de la buena relación que obtendremos con el perro dependerá de su dedicación a este. Entre otras cosas, pasando tiempo con él aprenderemos a entender qué nos quiere decir y lo mismo con él, al conocernos sabrá qué le queremos decir. Si no pasamos tiempo con el perro no habrá una comunicación en las que ambos se entiendan.
Para obtener ese vínculo tan bello con el perro tenemos que pasar largos ratos con él, jugar con frecuencia, y estar atentos a sus necesidades, pero demostrando ser firmes y justos. Si queremos que el perro se siente bien es su manada y nosotros con él es necesario que sean todos los miembros de la familia los que también le den atención, y por supuesto, que todos manejen sus recursos, esto es, que se intercambien en turnos para darle la comida. El perro comprenderá que tiene que querer y respetar a todos.
Y por supuesto, educarnos sobre psicología canina, entender sus patrones de conducta para poder actuar como si realmente fuéramos su perro jefe y amigo, sin duda logrará que el vínculo sea más sólido. Si queremos un perro que viva alegremente y sin problemas con nosotros, debemos darle una educación basada en el respeto y en el amor, y nunca en castigos o maltrato. Cuando a un perro se le castiga se hará temeroso, distante y en muchas ocasiones agresivo con los miembros de la familia.
La casa, la calle, el parque. Todo está lleno de elementos que pueden hacer peligrar la salud de su perro, y más si es un cachorro. Los cachorros, como los bebés, se llevarán todo tipo de objetos que encuentren a la boca, sin saber que pueden ser peligrosos. Por ello, tomar precauciones evitará posibles accidentes que le puedan ocurrir a nuestro perro.
En casa debemos estar muy atentos de los productos nocivos que habitualmente tenemos en varios lugares, como la lejía, los insecticidas, detergentes, desinfectantes, etc. El que los perros puedan tener acceso a estos productos puede significar un problema muy grave si lo llegan a ingerir. Así mismo, las plantas, depende de cuáles, pueden resultar fatales para el animal, como adelfas, filodentros, etc.
Otros elementos con los que debemos tener suma precaución son objetos cortantes o punzantes como cuchillos, clavos, alfileres, tijeras, etc. a su alcance. Incluso pequeños objetos o lo que a nosotros nos puede parecer insignificantes como simples bolsas de plástico como lapiceros, cables con corriente, etc. pueden provocar fatales accidentes.
Por otro lado, hay que tener especial cuidado con los accidentes por atropello. Los perros deben ir siempre con collar y correa cuando se les saque de paseo. Aunque creamos que el perro no se escapará, pueden ocurrir innumerables circunstancias que le pueden asustar como bombetas, camiones, etc., o sencillamente ver a una perra en celo para que el perro se vaya corriendo con el peligro que ello entraña si hay vehículos circulando.
También es frecuente que, al abrir la puerta de casa, el perro pueda escaparse y ser atropellado. Por ello hay que tomar las precauciones necesarias cuando salgamos de la casa y recomendamos un adiestramiento en obediencia básica para evitar estos accidentes.
Otro problema frecuente es que, si el perro dentro de casa tiene el collar puesto, es posible que se suba a algún lado y se pueda quedar enganchado y ahogarse, por lo que es aconsejable que dentro de casa lo tengamos sin el collar.
Si tiene varios perros, es posible que cuando los vea jugando entre ellos le asuste un poco por la violencia del juego. Normalmente no debe preocuparse ya que debemos pensar que son perros y no personas, y su forma de jugar nos puede resultar un tanto violenta.
Al igual que ocurre con los humanos, los perros son animales eminentemente sociales que necesitan compartir su vida con otros, ya sea con otros perros, personas, etc. y formar una manada. Pero para que funcione esa manada hace falta que se establezca una jerarquía ya desde cachorros donde haya un líder dominante y otros sumisos y alcanzar así la armonía en la convivencia. Por naturaleza, ellos querrán ser los líderes y si no lo evitamos y no les ponemos límites esto provocará problemas en la convivencia por conflicto jerárquico lo que puede generar en el perro agresividad, ansiedad, desobediencia, etc. Por ello el perro debe ser el último en la escala de mando en la familia. Si eres el líder de la manada serás su jefe, lo que provocará que el perro esté más pendiente de ti, te obedezca y te siga en cada momento. Desde el puesto de líder es como mejor educarás a tu perro.
La mayoría de los problemas de conducta que tienen los perros que conviven con nosotros es, precisamente, porque ellos ocupan el papel de líderes, o si no, no tienen claro quién es su jefe o qué lugar ocupan ellos en el grupo lo que afecta a la convivencia. Nos preocupamos demasiado de cuidarlo y darle cariño, sin prestarle atención a sus intentos de escalar puestos en la jerarquía, y luego vienen los problemas. El origen de esto es que nuestras reglas de “manada” humana no son las mismas que las suyas caninas e intentamos educarles como si fuera otra persona más, confundiendo así al perro. Les intentamos mandar mensajes que las personas entenderían pero ellos no al ser perros. Un ejemplo de ello es cuando nosotros damos comida de la mesa a un perro mientras comemos. El mensaje “humano” que queremos trasmitirle es: “fíjate qué bueno soy que te doy de mi comida”, pero el mensaje que recibe el perro es: “mi jefe me da comida de la suya, luego yo puedo mandar y no respetarle”, Usted no se estaría comportando como un verdadero “líder”. ¿Cuándo se ha visto que un perro jefe de la manda dé de su comida a los suyos cuando está comiendo?
Hay una serie de reglas que debemos seguir para llegar a ser líderes de nuestro perro:
– Cuando el perro demande nuestra atención no se la daremos, ya que entonces mandarían ellos sobre las interacciones. Nosotros, como líderes, somos los que le vamos a dar la atención cuando queramos, no cuando nos la pida, y le daremos esa atención cuando tenga buenas conductas. De esa forma, además de reforzar nuestro liderazgo, reforzaremos su buen comportamiento.
– Todos los miembros de la familia deberán darle de comer. Esto significa que todos mandan sobre él ya que manejan sus recursos. Nunca hay que darle comida de la mesa y el perro siempre ha de comer después de nosotros. Nunca debemos permitir que nos gruña, ni cuando está comiendo. Cuando lo haga, corregirle con un fuerte “no!” y retirarle la comida.(con cuidado que no nos muerda)
– El perro debe respetar nuestro espacio. Él debe tener el suyo propio donde duerma. No hay que dejarle que duerma con nosotros pues nuestra cama es el “nido” del jefe.
– El perro conoce nuestro estado de ánimo así que habrá que tener cuidado también con este sentimiento, pues provoca en nuestro perro una reacción contraria a cuando actuamos con tranquilidad y firmeza. Tener lástima por nuestro perro, o usar la frase “pobrecito” hará que él nos vea como un ser débil, y perderemos liderazgo.
– El adiestramiento en obediencia básica es muy importante. Con éste el perro nos obedecerá y tendremos control sobre él lo que reforzará nuestro liderazgo.
– Bañar al perro y cepillarlo nos dará más liderazgo ya que estamos manipulándolo, sometiéndolo a nuestra voluntad.
– Pasear, jugar con el perro y darle mucha atención nos vinculará mucho con él y aumentara nuestra autoridad natural.
– Cuando haya que corregir alguna conducta debe ser firme pero sin pegarle ni castigarle, y hacerle entender que nosotros somos los que mandamos. No se trata de dominar al perro con la fuerza sino psicológicamente. Hay que ser firme pero no violento. Las órdenes que le demos deben ser cortas, claras y precisas, y siempre han de ser obedecidas. No olvidemos que también deberemos premiarle cuando tenga una conducta positiva.
Si seguimos estos consejos de una forma constante tendremos un perro tranquilo, equilibrado, obediente, sumiso y feliz.
El lenguaje más importante en los perros es el corporal. Comprender qué nos quiere decir el perro con su conducta y lenguaje corporal es fundamental y hará que haya una mayor comprensión y comunicación mutua. No olvide que usted para su perro es otro perro, por lo que hay que simular ser como él para lograr un buen entendimiento mutuo.
En muchas ocasiones nuestro lenguaje y comportamiento dista mucho del de los perros, y cuando intentamos decirle algo, por su propia naturaleza generalmente entiende otra cosa y viceversa. Ejemplo de ello es cuando estamos enfadados y regañándole el perro puede que bostece con lo que nos enfadaremos más ante esa ofensa. En realidad es una señal que nos está indicando que nos calmemos, señal que nosotros entendemos al revés. Cuando nos acercamos a un perro nuevo solemos acercarnos mirándole a los ojos (para él significa que le estás retando), con la mano por encima de él para acariciarle (él entiende que le vamos a atacar) y sonriendo (le estamos enseñando los dientes por lo que le resulta amenazante) lo que va a provocar que nos pueda morder porque entiende que lo vamos a atacar. Como estos, existen otros numerosos ejemplos más en los que podemos apreciar qué diferente es nuestro lenguaje del suyo. Por ello vamos a hablar sobre el lenguaje corporal básico en los perros que siempre hay que analizar en su conjunto, para poder comprenderle y actuar correctamente:
Orejas: Las orejas indican el estatus jerárquico del perro cuando conoce a otro perro o a otra persona. Dirigidas hacia delante indican posición superior o atención a algo, y hacia atrás una posición inferior respecto al otro, aunque menos tumbadas que cuando tiene miedo.
Rabo: Un rabo relajado significa tranquilidad; hacia arriba y quieto puede significar dominancia y entre las patas traseras miedo o sumisión y mayor intensidad cuanto más cerca esté de la tripa. Un rabo que se mueve de lado a lado puede significar alegría o ansiedad.
La mirada: Un perro dominante y retador mirará a nuestros ojos o a los de otros perros. Un perro sumiso desviará la mirada hacia otro lado para evitar el reto.
Pelo: el pelo erizado significa tensión, ya sea por miedo como por agresividad.
Cuando un perro es sumiso, que no significa que tenga miedo, puede manifestarlo de diferentes formas: las orejas hacia atrás, la cola entre las patas, tendencia a lamernos o lamer al aire, tumbarse con el pecho en el suelo o boca arriba exponiendo sus partes débiles como la tripa y el cuello, dando a entender al otro perro o persona su inferioridad y rendición. Si, además, chilla o se orina estaremos ante la máxima expresión de sumisión. La sumisión es un comportamiento normal en los perros y suelen saludar así a los dominantes para indicarles su estatus inferior. Sin embargo, cuando nos encontramos ante un perro dominante, que no significa que tenga que ser agresivo, éste tendrá las orejas hacia delante, las patas delanteras estiradas, el pelo erizado, el rabo levantado y firme y los ojos muy abiertos. Si se dispone a avisar de un inminente ataque podremos apreciar además de un posible gruñido, que enseña los colmillos y la boca en forma de C.
En cambio, un perro miedoso nos lo demostrará con las orejas echadas hacia atrás, el rabo entre las patas y las patas flexionadas. Todo su cuerpo y actitud demostrará temor y tendencia a huir. Si el perro muestra este comportamiento y va a ser agredido o castigado y no tiene escapatoria puede que responda con agresión por defensa. Podremos prever el ataque si, además de el gesto corporal correspondiente al miedo apreciamos que nos muestra los dientes incluso hasta las muelas. Nunca se debe agredir a los perros, y menos si muestran algún signo de agresividad, ya sea por dominancia o por miedo. Cuando corrijas a tu perro y este muestre signos de miedo o sumisión, la ley canina dice que debes dejar de regañarlo en ese instante porque ya se ha rendido.
Por último, cuando un perro invita a jugar pegará sus patas delanteras al suelo y la parte trasera levantada y el rabo meneándose alegremente
Básicamente todos los seres vivos responden a las mismas técnicas de aprendizaje que los humanos, y, aunque la nuestra es notablemente más compleja funciona igual para nosotros que para los perros. Estas técnicas son las siguientes:
Reforzamiento y extinción de conductas: Toda conducta tiene una consecuencia. Si ésta es positiva la conducta se repetirá. Si la consecuencia es negativa la conducta se extinguirá. Lo que más le importa a un perro en su vida es obtener la atención de los propietarios, es decir, de su manada, y para ello cualquier estrategia es válida con tal de conseguir su atención aunque tal conducta les pueda costar un castigo. Por otro lado, lo peor que se le puede hacer a un perro es ignorarlo ya que son animales muy sociales que requieren de la atención del resto de la manada. Por ello, si darles nuestra atención es tan importante para ellos, deberemos solo dársela cuando tengan conductas que nos gusten, con lo que reforzaremos ese comportamiento, e ignorar o corregir en el instante aquellas que no nos gusten extinguiendo así la conducta no deseada. De esta forma moldearemos su comportamiento según nos convenga.
“Por ejemplo, cuando llegamos a casa el perro se nos sube, lo cual es molesto para nosotros, le regañaremos para que no lo haga pero él nunca hará caso ya que el perro ha pensado: “cada vez que llegan a casa y me subo a ellos consigo su atención!”. De esa forma, regañándole, o sea, dándole atención, le estaríamos reforzando esa conducta que repetirá siempre ya que ha obtenido un beneficio: nuestra atención. Pero imaginemos que cuando llegamos a la casa y el perro se sube le ignoramos dándole la espalda, sin ni tan siquiera mirarle a los ojos. Tras varias veces el perro se cansará al ver que no consigue nada de pronto se quedará sentado y tranquilo. Si en ese momento nosotros nos volvemos y le felicitamos el perro pensará: “ah!, esto quiere decir que cuando estoy tranquilo es cuando ellos me dan atención y cuando me pongo nervioso y me subo me ignoran!” por lo que partir de entonces esa será la estrategia que repetirá ya que con ella ha conseguido nuestra atención. A partir de varias repeticiones el perro comprenderá y tendremos un perro tranquilo que no se subirá a nosotros cuando lleguemos a casa ya que será así como obtenga un beneficio, y no el que le ignoremos con lo que no conseguiría su objetivo.”
Asociaciones: Otra forma de aprendizaje son las asociaciones. Si a un perro se asocia algo positivo, como puede ser que cada vez que va al veterinario se le colma de premios y caricias, el perro irá contento al médico ya que ha hecho una asociación positiva con éste. Si por el contrario, y como pasa habitualmente, la visita al veterinario implica que se la va a forzar y a manipular haciéndole daño con las inyecciones y curas, el perro asociará negativamente al veterinario. Este ejemplo es extensible a todas las circunstancias en la vida del perro. Con las asociaciones positivas o negativas podemos hacer que al perro le guste o disguste cualquier cosa.
Tampoco debemos olvidar que los perros tienen medio segundo de memoria de trabajo, esto es, que ya sea corregirlo por una mala conducta o premiarlo por una buena debe ser de forma inmediata. Si pasa más de medio segundo el perro no tendrá la capacidad de asociar su buena o mala conducta con el premio o la corrección. Un ejemplo puede ser cuando llegamos a casa y encontramos orines del perro. De nada valdrá corregirlo puesto que el perro por un lado ni se acuerda de que ha orinado en el lugar equivocado, y por otro ni siquiera sabe ya que ese orín es suyo. Por ello, hay que corregir o premiar inmediatamente después de la conducta y nunca cuando su conducta, positiva o negativa ya haya pasado.
Por último, el peor método que se puede usar en el proceso de aprendizaje de un perro es el uso del castigo y la violencia, método desgraciadamente muy usado. Aparte de ser una técnica inhumana y cruel, del perro solo se pueden conseguir dos resultados: que obedezca por miedo y temor al castigo o que se vuelva agresivo con nosotros. Ambas suponen un aprendizaje que desequilibra psicológicamente al perro, poco perdurable en el tiempo y que puede traerle a usted y a su familia graves consecuencias tanto legales, físicas como emocionales. El aprendizaje ha de ser siempre algo positivo donde el perro disfrute mientras aprende.
Un perro correctamente socializado será un perro que demuestre un comportamiento equilibrado en cualquier circunstancia y que podrá enfrentarse a cualquier situación sin problemas a lo largo de su vida.
Los cachorros pasan por diferentes etapas hasta su completo desarrollo, pero el más importante es el denominado “período crítico de socialización” o de “impronta”. Es un período que transcurre entre las tres semanas y los tres meses de edad, tiempo en el que cualquier estímulo al que se le someta, ya sea positivo o negativo, condicionará su conducta para el resto de su vida. Al igual que ocurre con nosotros, la infancia les marca para siempre, ya sea positiva o negativamente, por lo que es el período más importante de su vida en el que son auténticas esponjas que absorben todo, y de nosotros, a través de su educación, dependerá el que tengamos un perro sano y equilibrado o un perro con numerosos problemas de conducta.
La socialización es un método por el cual el perro se acostumbra a los diferentes estímulos cotidianos que se encontrará a lo largo de su vida como otros perros, personas, los carros, la ciudad, los ruidos, las tormentas, etc. Cuando al perro desde cachorro se le expone a todas las situaciones normales que se encontrará y de forma positiva, éste reaccionará con tranquilidad cuando se presenten en el futuro.
Un perro que se ha desarrollado durante este período en un entorno pobre de estímulos, ya sea viviendo en un jaula, atado a una correa constantemente, etc. sin la presencia de otros perros o personas será un perro miedoso, huraño y en otras ocasiones incluso agresivo. Esto se debe a que no ha sido acostumbrado o “socializado” con estos estímulos lo que le provocará reacciones negativas al verlos. Al llevarlo a nuestro hogar se mostrará sumamente temeroso y es un comportamiento ya difícil de corregir, aunque con el tratamiento adecuado se puede.
Si vamos a obtener un cachorro o ya lo tenemos, debemos exponerlo a todas aquellas situaciones a las que creamos que el perro vivirá en su etapa adulta como contacto con los niños, con otros perros, la ciudad, etc. de forma positiva. Pero si ya tenemos un perro adulto que muestra miedo o agresividad ante determinados estímulos, debemos hacer lo siguiente: Cuando el perro muestre este comportamiento le expondremos al estímulo que lo provoca poco a poco. El objetivo es que no reconozca el estímulo como una amenaza sino como algo neutral o incluso positivo y se habitúe gradualmente a él.
“Por ejemplo, si tenemos un perro con miedo a la manguera, ya que no fue socializado con ésta en edad temprana, habrá que alejarle este estímulo negativo del perro. Poco a poco se le irá acercando al perro, y si éste muestra conductas de miedo lo ignoraremos, nunca lo consolaremos. Sin embargo, si el perro muestra tranquilidad le iremos premiando con caricias o premios reforzando así su conducta de tranquilidad ante el estímulo negativo. Gradualmente iremos acercando la manguera usando la misma técnica, y si el perro se muestra de nuevo temeroso, volveremos a alejar la manguera un poco hasta que se tranquilice y repetiremos el ejercicio hasta que el perro pueda tocarla e identifique que la manguera no es una amenaza para su vida. A esta técnica se le llama habituación gradual, y se puede aplicar a cualquier circunstancia o experiencia a la que el perro le tenga temor o agresividad”.
La humanización hacia los perros consiste en tratar a nuestro perro como si fuera una persona más. Pero, aún creyendo que esta forma de tratarlo es la correcta, el 90% de los casos de problemas de conducta de las mascotas atendidos en consulta de comportamiento por especialistas provienen precisamente de esta actitud, de la tendencia a la humanización que se da hacia los perros en su educación.
Debemos tener claro que los humanos y los cánidos son dos especies muy diferentes aunque lleven cientos de años conviviendo juntas, y que se rigen por distintos patrones de conducta. El problema viene cuando el perro forma parte ya de nuestra familia, y ante el habitual desconocimiento de los propietarios se le intenta educar bajo las mismas reglas que se educaría a un hijo más. Este hecho produce mucha confusión en ellos y como consecuencia de esto acaban por manifestar innumerables problemas de comportamiento en la convivencia diaria.
Pero al decir que son especies de animales diferentes, no queremos decir con ello que haya que tratarlos como a bestias con sistemas educativos basados en la violencia. Muy al contrario, sí debemos aplicar nuestra inteligencia y ética humana y nunca aplicar el maltrato sino informarnos sobre psicología canina para darles una educación lógica a los cánidos basada en el absoluto respeto animal. Les garantizo que bajo esa metodología conseguiremos tener un perro correctamente educado y sano física y psicológicamente.
La humanización nace de un concepto muy radical en cuanto a que el propietario cree que es mejor persona tratando humanamente a un perro y consintiéndole todo para no ser un maltratador. Los constantes mensajes que enviamos al perro son interpretados por éste de forma muy diferente. Ya desde cachorro, el perro estudiará las normas de grupo en la casa. Contrario a su propia naturaleza, se le educará en un ambiente que no es el suyo. Los perros, al igual que nosotros, necesitan unas normas de convivencia, y tenemos que conocer cuáles son las adecuadas para su especie. Sea como fuere, el dueño siempre tiene que ser el líder.
Conceptos tan habitualmente atribuidos a los perros como que sienten amor, venganza, celos, etc. no hacen sino agravar el problema. Cuando hablamos de “amor” en perros deberemos referirnos a “vínculo”. El perro se une a nosotros ya que le damos atención, refugio, protección, recursos para su supervivencia, etc. El amor es un estado emocional humano, no canino. O cuando algún propietario comenta: “mi perro es muy vengativo. Cada vez que me voy de casa me destroza los muebles y se orina por todas partes. Se enfada conmigo porque me voy y por ello me hace eso. Cuando llego a casa siempre le regaño!”. En la realidad canina sucede todo lo contrario: la “manada” del perro se ha ido y él se siente abandonado por lo que el perro sufrirá la sensación de que ha sido abandonado por los suyos y eso le producirá una gran ansiedad. Esta energía negativa la manifestará con lo único que tiene, su boca, además de no controlar sus orines y defecaciones por la ansiedad que padece. El perro, en definitiva, sufrirá la llamada “ansiedad por separación” y no el comportamiento vengativo que sus dueños le atribuyen y por el cual le regañan.
Este es un ejemplo más de los tantos que podríamos nombrar en este programa, pero en resumen, recordemos que somos especies diferentes y respondemos a distintos patrones de conducta.
A través de estos y sucesivos programas podremos aprender cómo educar correctamente a un perro
Maltrato y abandono de animales. Dos de las mayores bajezas humanas, desgraciadamente demasiado frecuentes en todos los países del mundo y que atentan contra nuestros más elementales principios morales y éticos. Los perros, como todos los demás animales, son seres vivos como nosotros que sufren y sienten, y merecen el mismo respeto que nosotros. Muchas veces por simple maldad, otras por desconocimiento, otras por cultura, quien maltrata o abandona a un perro demuestra crueldad.
Maltrato es el pegar o castigar al perro. Ante esto la alternativa es darle una educación basada en el respeto, el amor y la no violencia. El perro le responderá mucho mejor en todos los sentidos y usted tendrá un compañero maravilloso e inseparable que nunca le traicionará, su corazón lleno y su conciencia tranquila.
Maltrato es no darle alimento o agua fresca todos los días. La alternativa: alimentarlo con una dieta equilibrada y proporcionarle agua fresca siempre. Conseguiremos un perro con buena salud física y psíquica y eternamente agradecido.
Maltrato es amarrarlo de forma permanente a una correa para que solo ladre y avise si viene alguien. La alternativa es comprar una alarma la cual nos será mucho más práctica y barata y no será molesta para sus vecinos ya que no se pasa el día ladrando por la frustración y el sufrimiento de no poder moverse y vivir sobre sus heces. Si su perro se le escapa (por falta de educación de los propietarios) y no le queda ninguna otra opción más que amarrarlo, es obligatorio por ley y ética ponerle un cable a su collar con un eslabón giratorio que se enganche a otro tenso cómo mínimo 4 veces el largo de su cuerpo . La mejor opción: educarlo y/o cerrar la propiedad para que el perro pueda ser libre pero en su territorio.
Maltrato es usarlo como perro de pelea. La alternativa es comprarse un videojuego o cualquier otro elemento que nos distraiga antes que someter al perro a pelas con otros perro con todo el sufrimiento que ello entraña. Aún siendo ilegales las apuestas en peleas de perros, se siguen produciendo muy a menudo. Usar un perro para engordar nuestro ego y el bolsillo es humanamente denigrante.
Ejemplo de maltrato es abandonarlo porque no se comporta como debe. No olvidemos que el 90% de los casos el que ha creado el problema de conducta es el propietario por darle una educación incorrecta. La alternativa: enfrentarse al problema e informarse sobre las técnicas adecuadas de educación canina, o, en caso de que tenga algún problema de conducta, consultar con un especialista en comportamiento.
Abandono es que el perro pase todo el día solo. La solución es no comprar un perro si sabemos que va a estar así muchas horas sin compañía.
Abandono es echarlo de su casa, de su familia, de su territorio. Antes que llegar a eso se puede regalar a alguien que lo vaya a cuidar bien, o en último caso llevarlo a un centro de acogida de animales para que ellos le asesoren cómo conseguir a alguien que lo adopte, y no dejarlo allí que para eso no son los refugios.
Como ven, existen numerosas alternativas mucho más “humanas” al maltrato o abandono. Desde aquí proponemos más campañas educativas de concienciación animal, mayor control gubernamental, el endurecimiento de las leyes contra el maltrato y la creación de abogados especialistas en el país dedicados exclusivamente al maltrato animal. La solución pasa por la tenencia responsable de mascotas. No los maltrate ni abandone, por favor. Y si ve a alguien haciéndolo, denúncielo a los funcionarios correspondientes encargados del bienestar animal
La educación del cachorro debe ser firme y clara desde el primer día que llega a casa, y hay que ser comprensivos y pacientes si el perro llora o está asustado los primeros días ya que el cachorro echará de menos su ambiente anterior, a su madre y hermanos. El cachorro se acostumbrará a la vida que le demos, y por ello hay una serie de reglas que debemos seguir para su correcta educación:
– Establecer con todos los miembros de la familia las reglas y límites que se le van a poner al perro y actuar todos de forma coordinada.
– Los animales aprenden mucho mejor si usted premia sus buenas conductas y corrige lo malo en el momento exacto con un “no” o un “chss”, pero nunca usando golpes o castigos físicos ya que con castigos sólo conseguiríamos que el perro responda por miedo o con agresividad.
– Para que aprendan a hacer sus necesidades donde desee esté muy atento a cuando el perro olfatee el área o camine en círculos, señal de que quiere orinar o defecar, llévelo al lugar donde desee que elimine y cuando lo haga prémiele efusivamente. Si lo hace en un lugar no adecuado, corríjale en el momento con un “no!“ y llévelo al lugar donde quiera que elimine. Si el perro ya ha eliminado y usted no lo ha visto, no le regañe ni frote su hocico contra el orín. Él no entenderá este sistema. Recordemos que tienen medio segundo de memoria y no asociarán el castigo con su falta.
– Acostúmbrele a estar solo desde el principio. Si llora o ladra para que le den atención no ceda y le haga caso ya que de esa forma el perro conseguirá su objetivo y siempre ladrará para llamar su atención si no están con él. Si el perro está tranquilo sí puede darle atención para reforzarle el comportamiento tranquilo.
– Cuando llegue a casa y esté nervioso por su llegada ignórelo hasta pasados 15 minutos. Si no lo hace, él se quedará esperando todos los días que ustedes lleguen a casa y le saluden, creando así un desorden conductual llamado “Ansiedad por Separación”.
– La familia tiene que comer antes que el cachorro y nunca le dé comida de la mesa ya que usted no sería un correcto líder canino y perdería su autoridad además de que siempre le estará pidiendo comida. Póngale la comida 20 minutos y si no la come, retírela hasta la siguiente toma. Intente darle la comida a la misma hora todos los días.
– Sáquelo a pasear un mínimo de dos veces diarias y con correa para evitar accidentes. Eso les unirá mucho.
– Acostúmbrelo desde cachorro a la ciudad, el campo, las tormentas, los niños, etc. y también con otros perros para que en el futuro no les tenga miedo. También acostumbrarlo a ser manipulado, a cepillarlo, a lavarlo, etc. asociándolo a algo positivo como premios mientras lo hace, etc.
– No le deje dormir con usted en su cama ya que el perro tomará esto como una falta de autoridad suya y no le respetará. Es mejor que el cachorro tenga su propia cama y su propio espacio vital lejos del nuestro.
– No le recomendamos que juegue a peleas usando las manos con el perro. Esto puede hacer que el perro se acostumbre a morder las manos y se vuelva agresivo.
– Dele juguetes para darle una alternativa y que no muerda los muebles u objetos personales.
– Un adiestramiento en obediencia básica con refuerzo positivo, sin el uso de la violencia, es absolutamente necesario en la educación de nuestra mascota. Consulte con un profesional.
Un perro adulto, sea cual sea la edad o raza, es perfectamente re-educable. La diferencia entre la educación de una cachorro y de un adulto es que a éste hay que quitarle las malas costumbres adquiridas e instaurar unas nuevas normas de conducta, pero nunca es tarde. Para su re-educación, debemos usar dos técnicas: reforzamientos positivos y asociaciones, además de reestructurar la jerarquía en la manada- familia, es decir, obtener el respeto y la obediencia de nuestra mascota hacia toda la familia actuando como líderes caninos naturales, siempre usando premios, caricias, atención y nunca el castigo o el maltrato para conseguir esa autoridad.
– Cuando el perro tenga una conducta que le guste, dígale “muy bien!” Cuando tenga una que no le guste, corríjale inmediatamente con un “no!” o un “Chss!” o ignore esa conducta hasta el final. Esto indicará al perro qué está bien y qué está mal. Recordemos que el perro buscará cualquier estrategia para llamar nuestra atención, aunque ello le cueste una reprimenda. Por eso, hay que buscar siempre el buen comportamiento para darle nuestra atención y reforzar esa conducta. Y recuerde que el perro tiene medio segundo de memoria de trabajo. De nada servirá regañar al perro si desde que ha cometido la falta ha pasado más de ese tiempo. El perro no asociará su conducta con la corrección.
– Asocie gradualmente de forma positiva aquello que le produzca sentimientos negativos a su perro, como por ejemplo premiarle mientras se le baña, o premiarle mientras el veterinario le está inyectando.
– Si usted no tiene conocimientos en cuanto a técnicas de adiestramiento, contrate a un profesional para darle un adiestramiento en obediencia básica. Asegúrese de que el perro recibirá una educación con “Refuerzo Positivo” sin el uso de la violencia.
– Dele a su perro su propio espacio vital, su cama lejos de la suya y la comida siempre después de comer la familia. Nunca le dé comida de la mesa y es recomendable que todos los miembros de la familia alimenten por turnos al perro para manejar sus recursos.
– Sáquelo a pasear frecuentemente con correa. Eso crea un sano y fuerte vinculación del perro hacia usted.
– No ceda a sus peticiones. Dele atención cuando usted quiera, no cuando él se la pida. El jefe es el que tiene control de las interacciones. Quiérale mucho, y demuéstrele su cariño siempre que el perro tenga alguna buena conducta. El perro la repetirá de nuevo para obtener su cariño.
Un perro bien educado será un perro obediente, respetuoso con nosotros y nuestras cosas, tranquilo y equilibrado. Entenderá perfectamente qué conductas y cuáles no debe hacer, y nunca nos mostrará ningún tipo de agresividad hacia las personas. Un perro bien educado es un amigo en casa que forma parte de nuestra familia.
El adiestramiento es una herramienta fundamental en el proceso educativo de toda mascota canina que viva con nosotros. Éste se traducirá en un control físico del perro con lo que obedecerá nuestras órdenes sin dilación. Otra de sus ventajas es que fijaremos nuestra posición de líderes ante el perro obteniendo así su respeto y obediencia, y, por último, conseguiremos hablar un lenguaje común en el que el perro entenderá claramente qué queremos de él sin confusiones lo que estrechará nuestro vínculo con él. Cada perro tiene su propia capacidad de aprendizaje, pero todos sin excepción se pueden adiestrar, independientemente de la raza o de su edad.
Un perro que ha sido correctamente adiestrado cambiará mucho su carácter ya que a través de éste se equilibrará emocionalmente, se tranquilizará mucho al poder sentirse por fin en una manada donde hay unos jefes “lógicos” y al saber qué lugar ocupa en la familia- manada, es decir, el último puesto con respecto a nosotros, volviéndose un perro obediente y respetuoso.
En la actualidad desgraciadamente muchas personas siguen utilizando métodos violentos y basados en el castigo en el entrenamiento. El único método válido ha de ser el adiestramiento con refuerzo positivo, en el que nunca se maltrata al perro ni física ni psicológicamente. Muy al contrario, si el perro obedece una orden se le premia, y si no la obedece, sencillamente no conseguirá el premio. Mediante esta técnica de aprendizaje tendremos a un perro muy predispuesto a obedecer y con alegría. El adiestramiento ha de ser siempre algo positivo, divertido y un premio en sí mismo para él.
La forma de saber si su perro ha sido adiestrado mediante el uso de castigos o violencia o mediante reforzamiento positivo es muy sencillo de comprobar: si usted le da una orden al perro, y éste responde con miedo, es que ha sido castigado en su proceso de aprendizaje. Sin embargo, si usted le da una orden y el perro responde con alegría cumpliendo la orden es señal de que ha recibido un correcto adiestramiento. El maltrato a los animales es una práctica ilegal. Si usted ve o conoce casos de adiestramiento en el que se ha usado la violencia, por favor, denúncielo. Recordemos que el uso de castigo y/o violencia en el adiestramiento solo lleva a que un perro sea un animal desequilibrado, que responderá con miedo o agresividad. De nada vale castigarlos sino para empeorar el problema.
Las órdenes que un perro aprende en obediencia básica son que se siente, que se tumbe, que no tire de la correa al sacarlo a pasear y camine junto a nuestra pierna izquierda, y lo que es más importante: que se quede quieto a la orden y que acuda a nuestra llamada Estos comandos son suficientes para poder controlar al perro en todo momento.
Se han escuchado muchas noticias sobre perros que atacan a los niños de su misma familia. Estos accidentes, normalmente, son consecuencia del desconocimiento por parte de los propietarios en cuanto a psicología canina. No olvidemos que el perro nos ve como de su misma especie y actúa conforme a sus leyes caninas de manda.
El perro que convive con una familia sin niños tiene su manada bien formada. El hombre, como primer jefe generalmente, la esposa como segundo líder y el perro como último en la jerarquía. Al llegar un nuevo bebé a la familia- manada, los padres, como es muy “humano”, vuelcan todas sus atenciones en el bebé. Pero a los ojos del perro esto no debe ser así, ya que el nuevo bebé, cuando pide atención, los padres se la dan, cuando pide comida, los padres se la dan, etc. En definitiva, el perro ve que el último en llegar, el más pequeño, se está haciendo líder del grupo, y como esto no puede ser posible para el can según las reglas sociales caninas, ya que este nuevo miembro está rompiendo la estructura social jerárquica lógica de su manada, tiene que arreglar la situación y poner al niño el último, y por eso lo ataca.
La solución es sencilla. Para evitar un conflicto jerárquico dentro de la familia- manada con la llegada de un nuevo bebé, no le den atención al niño cuando esté el perro delante. Que el perro vea que los papás son los jefes del bebé también. Se evitarán muchos ataques de perros a niños como consecuencia de ello.
También hay perros que atacan a niños porque han tenido alguna experiencia negativa con ellos cuando eran cachorros. Los niños, como tales, tienden a jugar con los perros de una forma muy brusca y rebelde lo que para algunos canes les produce o producirá miedo o agresividad hacia ellos en el futuro. Debemos asociar los niños como algo positivo para los perros de tal forma que el perro que muestra miedo a los niños, cada vez que vea uno puede ser premiado, pero nunca si muestra signos de miedo o agresividad. Poco a poco verán cómo el perro comienza a aceptar a los niños.
De cualquier forma, como en todos los aspectos relacionados con la tenencia responsable de mascotas, es necesario dar a los perros una correcta educación mediante la educación de los propietarios y el adiestramiento en obediencia básica a las mascotas.
Por otro lado, los perros son seres vivos que merecen todo nuestro respeto y pueden suponer un gran beneficio para los niños: sentido de la responsabilidad, el poder proyectar todo su cariño y afecto y ser respondido, la compañía, desarrollo de la sensibilidad, etc. Pero para conseguir tales beneficios debemos dejar claro al niño que los perros no son un juguete, y que el niño va a adquirir un serio compromiso durante varios años. Antes de adquirir un perro para un niño tenemos asegurarnos de que el niño podrá hacerse cargo de él con todo nuestro apoyo, y no abandonar su responsabilidad en unos días.
La eliminación inadecuada ocurre cuando nuestro perro orina o defeca en un lugar no deseado por nosotros. Pueden ser muchas las razones para ello, pero generalmente las causas más frecuentes son:
– Educación: Es, sencillamente, que no se le ha enseñado de forma correcta el lugar adecuado para hacer sus necesidades. Puede usar periódicos poniéndolos en el espacio donde suele vivir el perro y luego ir moviendo esos periódicos al lugar donde usted desee que elimine y cuando lo haga premiándolo efusivamente. Si lo hace en un lugar no adecuado, corríjale en el momento con un “no!“ y llévelo al lugar donde quiera que elimine. Si el perro ya ha eliminado y usted no lo ha visto, no le regañe ni frote su hocico contra el orín o heces. Él no entenderá este sistema ya que ellos tienen medio segundo de memoria y no asociarán el castigo con su falta. Otra solución es que, después de dar de comer al perro, dejarlo en su trasportín durante 10 minutos. Cuando ellos comen suelen querer inmediatamente eliminar, pero no lo harán dentro del trasportín. A los 10 minutos se le saca y se le lleva al lugar donde queremos que elimine y cuando lo haga se le premia.
– Ansiedad por separación: Si su perro se orina, sobre todo en cerca de ventanas y puertas de salida cuando usted no está puede ser causa de que padece ansiedad por separación. El perro se siente abandonado y padece mucha ansiedad por ello por lo que no controla su eliminación. Este problema lo trataremos en el siguiente programa.
– Marcaje: Un perro tiende a marcar territorio cuando hay otros perros en la casa o alrededor o cuando tiene un problema de jerarquía con los miembros de la casa. Podremos identificar este tipo de problema cuando los orines sean pequeños y por muchos lugares. En ambos casos es necesario arreglar la situación jerárquica, ya sea con otros perros o con nosotros. Usted lo logrará si ha seguido las instrucciones que le hemos dado durante todos los programas anteriores.
– Incontinencia: hay perros que no tienen control de sus esfínteres por lo que no pueden controlar sus orines o defecaciones. Lo recomendable es visitar a su médico veterinario.
– Ansiedad: muchas veces el perro orina de la emoción al vernos. La solución pasa por ignorar al perro cuando lo veamos durante unos minutos hasta que se tranquilice. Cuando esté tranquilo lo podremos acariciar y saludar suavemente, tratando de no excitarle.
Es un problema muy frecuente en los perros que conviven con nosotros. Básicamente es la ansiedad que padece el perro como consecuencia de la sensación de abandono que siente cuando no están sus propietarios, ya sea porque se van o porque no puede acceder a ellos.
Este trastorno es, generalmente, creado por los mismos propietarios al crear en el perro demasiada dependencia hacia ellos, y el perro realmente sufre mucho cuando ellos no están. También se da en perros que, son separados tempranamente de su madre, antes de los dos meses, quitando así la oportunidad a la madre de poder enseñarles la independencia que necesitan para en su futuro como adultos.
Hay tres formas de saber si nuestro perro padece ansiedad por separación, y cualquiera se puede dar independientemente una de las otras. Sea como sea, sabremos si padece ansiedad por separación si cuando no estamos en casa el perro llora, destroza el mobiliario o se orina y defeca por diversos lugares de la casa, sobre todo cerca de ventanas y puertas de salida. El objetivo es crear una mayor independencia del perro por lo que si su perro ya la padece o desea prevenirla debemos actuar de la siguiente forma:
– No saludar al perro cuando lleguemos a casa ya que si lo saludamos él estará siempre esperando el gran evento que es nuestra llegada. Si no lo saludamos el perro no esperará nada pues nada ocurre cuando llegamos, quitándole así la ansiedad en la espera ante nuestra llegada.
– Programa de habituación a la ausencia del propietario: con ella el objetivo es hacer que el perro entienda que cuando nos vamos siempre volvemos. Para ello, primero simularemos durante varios días y delante del perro lo mismo que solemos hacer antes de irnos de la casa pero sin salir, así el perro no lo asociará con nuestra partida. Después nos iremos pero durante 3 segundos y entraremos de nuevo a la casa ignorando al perro. Después lo volveremos a hacer pero aumentando el tiempo durante 7 segundos y así sucesivamente iremos aumentando gradualmente el tiempo de nuestras salidas. Es muy importante que siempre que nos vayamos o cuando entremos de nuevo no hagamos caso al perro. Llegará un momento en que nuestra mascota se habitúe a que cuando nos vamos siempre volvemos.
– Entrenar la independencia del perro: todos los días sólo daremos nuestra atención al perro cuando éste esté tranquilo y siempre lo ignoraremos si solicita nuestra atención o manifiesta ansiedad.
– Cuando nos vayamos de casa es siempre bueno dejarle juguetes con comida dentro y/o comida escondida por la casa. El perro ocupará su tiempo y distraerá en cierto grado la ansiedad ante nuestra ausencia. También es recomendable sacar a pasear y hacer ejercicios con el perro de forma habitual.
– El adiestramiento en obediencia básica es también necesario.
El temor, el miedo y las fobias son problemas de conducta que padecen los perros al igual que nosotros y les producen mucho sufrimiento. Un perro que no ha sido correctamente socializado desde cachorro con las situaciones cotidianas a las que se puede enfrentar en el futuro será un perro que manifieste miedo a éstas. El perro tendrá una reacción anormal y desmesurada ante el estímulo que lo provoca, por lo que el objetivo es hacerle entender que ese estímulo no es una amenaza para su vida. Para ello se usará una técnica llamada “habituación”.
El mayor error que se puede cometer cuando a nuestro perro le asusta algo es hacerle caso o consolarlo. Si lo hacemos le estaríamos reforzando esa conducta y el mensaje que el perro recibiría sería que hace muy bien en tener miedo puesto que el “jefe” así le da su atención por lo que volvería a tener todavía más miedo ante una situación igual.
La forma de proceder es la siguiente:
– Acostumbre a su perro desde cachorro ante todas las situaciones a las que se enfrentará de adulto, y asócielas siempre con algo positivo. Es la mejor manera de prevenir futuros comportamientos de miedo ante ellas.
• Creación de una zona segura: permitir al perro que se esconda, y desde su zona segura, comenzar el tratamiento
• Tratamiento sin estímulo fóbico: tratándose generalmente de procesos de recuperación largos, durante estos no debe presentarse el estímulo fóbico (p.e. las tormentas. No se puede tratar las fobias a las tormentas en período de lluvias) ya que esto supondría un retroceso en la terapia.
• No reforzar conductas: educar al propietario para que esté presente cuando el perro tenga miedo, pero que ignore esa conducta.
• No castigar nunca: pues conseguiríamos empeorar la situación por condicionamientos.
• Adiestramiento en obediencia básica: para tener control del perro y una correcta comunicación con él.
• Refuerzo de conductas y juego: reforzar todas aquellas conductas en la que el perro demuestre menos miedo y control de su conducta, y hacer juegos como método de contracondicionamiento. En una segunda fase:
• Desensibilización sistemártica: presentar el estímulo fóbico poco a poco para que el animal lo identifique no como una amenaza.
• Contracondicionamiento y refuerzos: hacer otras actividades que le distraigan durante los episodios donde el perro demuestra fobias. Reforzar todas las conductas de tranquilidad.
• Uso del condicionamiento clásico: cada vez que el estímulo fóbico aparezca, asociarlo positivamente con algo que le guste al perro (p.e., premios de comida)
• Psicofarmacología: si la patología es muy grave, se puede recurrir al apoyo con fármacos a través de veterinario.
– Si no se dispone del tiempo y la dedicación necesaria otra forma, aunque sólo es una solución temporal, es controlar el problema cada vez que se prevea la situación desencadenante mediante la administración de fármacos ansiolíticos. Consulte con su veterinario.
– El adiestramiento en obediencia es muy importante también para ayudar en el tratamiento.
Al igual que nosotros cuando discutimos en la familia, los perros también lo hacen, solo que su forma es diferente. Generalmente si los perros han sido correctamente socializados con otros perros, y, sobre todo, si han permanecido con su madre y hermanos hasta los dos meses, tiempo necesario en el que han aprendido lenguaje corporal y comportamiento social, las peleas suelen ser más rituales que peleas con heridas, es decir, se pelean pero no se hacen daño. Es un tipo de lenguaje.
Generalmente las peleas se originan fundamentalmente por cuatro motivos:
– Por dominancia: los perros que conviven juntos necesitan establecer un líder y para ello tendrán frecuentes peleas hasta que se establezca el dominante de la manada y ésta se equilibre. Generalmente las peleas comienzan cuando el perro joven llega a edad adulta, o cuando hay un recurso escaso como la comida, una hembra en celo o muchas veces por estar cerca del propietario ya que el dominante es el que tendrá más derecho de estar cerca del “jefe” e intentará desplazar al otro perro.
Lo aconsejable en estos casos, si en las peleas no hay heridas importantes, y, como hemos comentado, hayan sido correctamente socializados y permanecido con su madre y hermanos hasta los dos meses, es no intervenir y dejar que sean ellos los que arreglen sus propios problemas caninos. Cuando el propietario interviene suele favorecer al subordinado consolándolo por lo que le da prioridad sobre el dominante natural haciendo que el conflicto jerárquico no se resuelva y se mantenga el comportamiento agresivo. Cuando los perros compitan por estar cerca del propietario debemos hacer caso al dominante e ignorar al subordinado. Si hay que castrar a alguno, se debe castrar al subordinado para distanciar así la diferencia jerárquica y estabilizar el grupo. Si la agresividad es muy intensa se pueden castrar a los dos, pero nunca castrar al dominante solo. En casos severos se pueden usar fármacos que apoyen la terapia. Consulte a su veterinario. Si luchan por algún recurso escaso como comida, etc. hay que aumentar ese recurso para que no tengan necesidad de luchar por él.
– Para llamar la atención del propietario: Muchas veces los perros aprenden a llamar la atención del propietario cuando atacan a otro perro. Lo mejor es hacer que el perro no consiga nuestra atención cuando agrede al otro perro.
– Por territorio: Cuando traigamos un nuevo perro al grupo, debemos presentarlos en un lugar neutral, fuera del territorio de los perros. Una vez que se han conocido y han paseado juntos, podemos introducir al nuevo perro en casa.
– Por causa orgánica: Muchas veces el origen de la agresividad es por un problema de origen orgánico. Consulte a su veterinario para que le haga las pruebas correspondientes, sobre todo la prueba de hipotiroidismo causante en muchas ocasiones de comportamientos agresivos.
Es importante señalar que nunca se debe castrar a una perra que demuestra agresividad por dominancia. Esto solo haría que se aumentase la agresividad dado que aumentaríamos el nivel de hormonas masculinas y reduciríamos las femeninas.
Por último, en todo tratamiento de agresividad entre perros es necesario el adiestramiento en obediencia básica de los perros implicados. Si ve que usted no puede solucionar el problema de agresividad entre sus perros, consulte al especialista en comportamiento.
Agresividad por dominancia: el perro nos ve como otros perros, por lo que al igual que haría en una manada normal, intentará generalmente ser el jefe de su manada. Un perro con agresividad por dominancia suele manifestar esta agresividad cuando nos acercamos a él mientras come, cuando le quitamos un juguete, cuando le gritamos, al intentar manipularlo, al pasar cerca de él, al mirarle a los ojos, al bañarlo o cepillarlo, al acariciarlo o al tirar de la correa, entre otros. A veces estos perros demuestran sumisión en otras circunstancias ya que la dominancia no es absoluta. Estos comportamientos suelen realizarlos hacia los miembros de la familia y a veces lo hacen poniendo sus patas delanteras sobre la persona, bloqueando el paso, gruñendo, no adoptando posturas de sumisión, etc. Veremos un perro dominante cuando en su postura corporal veamos las orejas erguidas, el rabo tieso y recto, patas delanteras estiradas, pelos erectos y una postura general de amenaza y seguridad en sí mismo.
Para tratar este problema no es necesario castigar ni someter al animal ya que así sólo conseguiríamos hacerle más agresivo y peligroso. Es importante valorar el riesgo del animal ya que sobre todo los perros de tamaño grande o ciertas razas necesitan el apoyo de un profesional en comportamiento canino. El objetivo es invertir la relación de dominancia entre el perro y los miembros de la familia mediante:
– Evitar las situaciones que provocan la agresividad mientras se realiza el tratamiento
– Adiestramiento en obediencia básica por un profesional y nunca pegando, castigando o sometiendo por la fuerza al animal ya que esto empeoraría la situación. Enseñarle al perro alguna orden sencilla como “sentado” y que el animal obedezca esa orden siempre que quiera conseguir comida o nuestra atención. Así se reforzará la obediencia que es contraria a la dominancia.
– Reforzar con nuestra atención las conductas de sumisión e ignorar aquellas de dominancia por parte del perro. Nunca dar atención cuando el perro la pide, la daremos cuando nosotros queramos y eso será siempre que el perro tenga una conducta sumisa y obediente. Es importante que toda la familia participe.
– En casos graves se puede apoyar la terapia con tratamiento farmacológico. Consulte al especialista en comportamiento y a su veterinario habitual
Agresividad por miedo: El perro nos muestra agresividad por miedo hacia nosotros. La identificaremos por la postura del perro: orejas caídas, rabo entre las patas y la grupa agachada y una actitud de huída. El tratamiento hay que hacerlo poco a poco, habituando al perro a las situaciones que le provocan miedo y nunca gritarle o castigarle. Hay que hacerle un adiestramiento en obediencia básica y darle una orden. Cuando el perro obedezca y muestre conductas de tranquilidad premiarle y cuando sean de agresividad ignorarlo. Poco a poco el perro entenderá que no somos una amenaza para él.
Los perros muerden objetos porque esa es su naturaleza. Cuando son cachorros tienden a explorar todo con su boca, además de que mientras les crecen los dientes les provoca dolor y estrés y una forma de paliar esta ansiedad es mordiendo objetos. La cuestión es que tenemos que enseñarle qué puede y qué no puede morder puesto que el perro no es consciente si está mordiendo un zapato caro o un simple trozo de madera.
Muchas veces el perro destroza el mobiliario por aburrimiento ya que no tiene otra cosa que hacer. En otras ocasiones, el quedarse solo en casa le produce una sensación de abandono y por tanto una ansiedad que tiene que exteriorizar mordiendo objetos. A esto se le llama “ansiedad por separación” y requiere de tratamiento.
Ocurre muchas veces que cuando el perro agarra o muerde algún objeto los propietarios tienden a intentar quitarle el objeto o perseguir al cachorro para que lo suelte. El perro interpretará esto como un nuevo juego por lo que siempre que pueda lo repetirá.
Existen muchas razones para que un perro destroce objetos, pero el tratamiento general consiste en:
– Prevenir la conducta destructiva: la mejor forma es desde cachorros. Se colocarán barreras que contengan al cachorro cuando no pueda ser controlado directamente. Esta área no debe contener objetos tóxicos o valiosos. El perro no debería permanecer en este confinamiento por más de 4 horas
– Enseñar y reforzar la conducta deseada: Se dispondrá de mordedores adecuados a su edad y tamaño dentro y fuera del confinamiento, y se le premiará cada vez que los use. Se dispondrán de varios modelos, y se sacarán unos y se guardarán otros cada 3-4 días para mantener el interés por estos objetos. El castigo es muy desaconsejable; los gritos o golpes sólo le confundirán, le harán más temeroso y perderá la confianza en sus dueños.
– Sólo se admitirá el castigo de decir un “no” enérgico cuando se haya sorprendido al perro en el instante en que inicia la conducta no deseada. En el momento en que deje de morder lo que no debía, se le ofrecerá uno de sus mordedores. Si lo coge se le felicitará por ello.
– Se establecerá una rutina diaria de ejercicio y juego: Se incluirán tanto ejercicios físicos, como de obediencia, enseñando las órdenes “sentado” y “quieto”
– Reforzar la conducta apropiada, es decir, premiar cuando mordisquea sus juguetes o cuando permanece tranquilo, e ignorar la conducta no deseada cuando muerde otros objetos. Cuando esté destruyendo objetos de valor o peligrosos para la salud del perro, se le aplicará un castigo a distancia (chorro de agua con una pistola de agua, ruido fuerte con una lata llena de piedras, etc.) No debe asociar el castigo al propietario, pues sólo servirá para reforzar su conducta. Cuando deje el objeto no deseado, se le llamará, se le dará una orden, y cuando la obedezca se le dará un juguete.
Cuando hablamos de “hiperactividad” estamos refiriéndonos a una grave patología fuertemente invalidante para el animal en el que el perro encadena una conducta tras otra sin parada, duerme poco y no tiene capacidad de concentración, entre otros signos. No es un problema muy frecuente y es necesario en estos casos hacer un estudio a través de un profesional veterinario y un especialista en conducta animal ya que requiere de un tratamiento que el propietario no puede realizar normalmente.
En cambio, hay que diferenciar la “hiperactividad” con la ansiedad generalizada en un perro. La ansiedad es un estado en que el perro no reacciona normalmente ante las situaciones cotidianas que no producirían ningún problema a otros perros, e implica que tienen un umbral de reacción muy bajo ante los estímulos normales. Este problema es muy común en muchos perros en la actualidad y suponen un problema en la convivencia.
Para tratar este problema debemos:
– No prestarle atención al perro cuando esté ansioso y nervioso sino ignorarlo, y dársela cuando se muestre tranquilo. Si le damos atención cuando está nervioso no haríamos más que reforzarle esa conducta puesto que sería la estrategia que tendría el perro para llamar nuestra atención. Normalmente se comete el error que cuando el perro está ansioso nos provoca a nosotros también nervios por lo que le regañamos. Esto supondrá alterar más a nuestro perro lo que aumentará de nuevo nuestro nerviosismo. Al final es una cadena que va aumentando la ansiedad de propietarios y perros y que no conduce a ninguna solución. No olvidemos que castigando o pegando al perro solo conseguiremos que su ansiedad aumente todavía más.
– Realizar un adiestramiento en obediencia básica. De esa forma tendremos control físico sobre el perro. Una vez realizado, le daremos la orden de “quieto” muy a menudo y mientras esté en esa posición le reforzaremos con nuestra atención, premios, caricias y un tono de voz suave para trasmitirle tranquilidad. Nosotros, como líderes, debemos trasmitirle paz y tranquilidad. Si nos ponemos nerviosos solo le trasmitiremos ansiedad ya que el perro imitará nuestra conducta. El objetivo es que el perro obtenga un beneficio cuando está tranquilo.
– Terapia habitual de ejercicios: sacar a pasear y a hacer ejercicios al perro habitualmente. Esto desgastará su energía.
– La ansiedad de un perro se ve agravada cuando se le tiene atado, encerrado o todo el día solo. Es conveniente solucionar este problema.
– En casos graves es necesario apoyar la terapia de conducta con tratamiento farmacológico. Consulte a su veterinario.
El ladrido es un sistema de comunicación normal que usan los perros. Ellos ladran durante el juego, como saludo, como advertencia, para establecer contacto o para llamar la atención. Estas vocalizaciones presentan diferentes entonaciones y modulaciones dependiendo del contexto. Pero en muchas ocasiones puede suponer un problema para el propietario. La raza no es un factor determinante y habría que analizar en cada caso concreto el origen del problema. De cualquier forma, a modo general, el ladrido excesivo puede ser por:
– Ansiedad por separación: el perro ladrará siempre en nuestra ausencia porque se siente abandonado y trata de llamarnos.
– Variaciones en su entorno normal como cambios de domicilio, más tiempo solo, etc.
– Como respuesta e estímulos exteriores: paseantes, corredores, vehículos, otros perros, etc.
– Como conducta aprendida el ladrido les puede servir para llamar nuestra atención y puede llegar a convertirse en un comportamiento compulsivo.
El tratamiento varía de un caso a otro, pero siempre el tratamiento pasa por:
– Ignorar las conductas de ladrido. Muchas veces el perro aprende que ladrando obtiene la atención de los propietarios. Aunque les cueste un castigo, prefieren eso a ser ignorados. Si nuestro perro ladra a las 2 de la madrugada, la reacción normal del propietario es ir a callarlo. Eso servirá para que el perro vuelva a ladrar a la noche siguiente como forma de hacer que el propietario le preste atención y vuelva a ir. Hay que ignorar esa conducta, pero si el perro no ladra a esa hora, ir a premiarle. Así el perro entenderá que estando callado es como consigue nuestra atención.
– Habituación gradual a los estímulos que le provocan el ladrido: hay que ir acercando gradualmente el estímulo que le provoca. Si no ladra y se muestra relajado le premiamos. Si ladra le ignoramos, retiramos el estímulo un poco y comenzamos de nuevo.
– Contracondicionamiento: cuando el perro esté ladrando, sin que nos vea podemos proyectarle un chorro de agua de la manguera en la cara. Así asociará el ladrido con algo negativo pero no con nosotros. Otro sistema es el collar de Citronella, un collar que se activa a distancia. Cuando el perro ladra el mecanismo expulsa un spray de limón que le desagrada el perro corrigiendo así esa conducta.
– Nunca le pegaremos o castigaremos. Eso solo provocaría que el perro tenga miedo, se vuelva agresivo o reforzar esa conducta.
– Si el perro ladra cuando nos vamos de casa se trataría de una “ansiedad por separación”. El tratamiento ya ha sido visto en programas anteriores.
Si el problema es grave, no dude en consultar con un especialista en comportamiento para comenzar un tratamiento efectivo.
Con frecuencia los propietarios se dejan aconsejar por particulares que nada tienen que ver con el mundo del perro. Estos consejos muchas veces suelen ser nefastos tanto para la salud y cuidado de nuestro perro, como para su educación.
Si usted tiene alguna duda sobre la educación o cuidados de su perro le rogamos que sólo tome nota de lo que le aconsejen verdaderos profesionales. Por nuestra parte estamos siempre a su disposición, tanto en nuestro foro, correo electrónico, como telefónicamente. No dude en hacernos -sin ningún tipo de compromiso- cualquier consulta que le surja Estos son algunos ejemplos de esas «leyendas» que van circulando y que tanto daño hacen a nuestros amigos de cuatro patas:
Cuidados e Higiene
• Donde mejor duerme el perro es en el suelo. FALSO: El perro descansa mucho mejor en un lugar mullido.
• Lo llena todo de pelos y además está más feliz viviendo en el jardín. FALSO: El perro siempre será más feliz conviviendo con nosotros dentro de casa; es un animal gregario y necesita de su grupo
• Hay que bañarle todas las semanas porque si no huelen mucho. FALSO: Lo que peor olor despide en el perro es el pelo muerto. Para eso deberemos cepillarle diariamente. Use champú con pH neutro para banar a su perro
• Le dejo puesta su comida todo el día porque el se sabe regular la cantidad que necesita. FALSO: Nosotros somos quienes tenemos que controlar lo que come nuestro perro (además de ser una medida de disciplina: si no come en el primer cuarto de hora le retiraremos su comedero hasta la siguiente toma)
• Es bueno que tenga siempre un sitio de la casa donde poder hacer sus necesidades. FALSO: Nunca se le deberá consentir a un perro adulto que elimine dentro de la casa. Es perjudicial tanto para su educación como para la higiene de todos los miembros de la casa.
Educación
• Si adiestramos al perro le cambia el carácter. VERDADERO: El perro estará más tranquilo, tendrá mayor seguridad y un mejor vínculo con su propietario.
• Siempre hay que dejarle un montón de juguetes para que no se aburra y no haga destrozos en la casa. FALSO: No se trata de dejarle un «parque de atracciones a disposición, sino un juguete con el que se entretenga. De todos modos, un perro educado esperará tranquilamente en su lugar de descanso la llegada de su dueño.
• Quien mejor educa al perro es el propio dueño. VERDADERO: Pero siempre con un monitor que le enseñe cómo relacionarse con el perro, cómo debe recompensar y corregir conductas, etc… El adiestramiento es una profesión. Por lo tanto, nadie mejor que un profesional para educar al perro y para enseñar al dueño qué debe hacer y qué resulta perjudicial para la convivencia con nuestros perros.
• Hay que bajar al perro siempre a zonas donde pueda jugar con otros perros y desfogarse. FALSO: No cuando el perro ya está socializado. De cachorro deberemos socializar al perro con sus congéneres y con personas ajenas a su entorno. Cuando el perro es adulto, el vínculo con su dueño debe ser lo suficientemente fuerte como para que el perro quiera estar antes con nosotros que jugando con otros perros (además, los perros adultos juegan poco o nada entre ellos
Charo López
Una grata experiencia en compañía de gente muy profesional, con un inmenso amor por los perros. Totalmente recomendado, ojala todos los que amamos a los perros conozcamos lo maravilloso de la etología canina y nos preocupemos por aprender cada día más y mucho más con un maestro en su campo Fogaus Escuela Canina, gracias.
Emanuel Flores
”Este curso lo estoy llevando yo, y por mi propia experiencia, puedo decir que es maravilloso!!!! FOGAUS es una de las muuuuy pocas escuelas de adiestramiento en Costa Rica que no utiliza maltrato físico ni psicológico con el animal, y quienes imparten los curso son personas sumamente profesionales. Se los recomiendo, es algo que todos los amantes de los animales debemos saber y sumamente necesario para el bienestar animal.
Isabella Durán
”Gracias por transmitir sus conocimiento en cada uno de sus cursos!. Definitivamente, quienes amamos a nuestros mejores amigos y a aquellos perros que pasan por nuestras vidas, deberíamos tomar un curso con Fogaus, para saber guiarles mejor a ser mejores “ciudadanos” y para nosotros mismos, ser mejores dueños, compañeros e instructores.”
Andrea Fallas